Los costes que supone iniciar una actividad empresarial son, a menudo muy elevados, y no siempre es posible asumir estos proyectos con fondos propios suficientes, de modo que hay que recurrir a fuentes de financiación externas. Recurrir a la ayuda financiera de terceros es bastante común, pero, ¿de qué tipo?
Os mostramos a continuación las principales opciones para obtener esta financiación con la que poner en marcha un proyecto empresarial o de emprendimiento.
La autofinanciación, la primera opción, la más deseada
La financiación propia es lo más deseable por parte de todos aquellos que emprenden una actividad económica. Desde muchos ámbitos: coaches y webs de emprendimiento entre otros aconsejan que, antes de emprender, aunque sea cierto eso de que no siempre es necesario contar con mucho capital, se hace recomendable tener cierta cantidad de liquidez y aval para que sean otros quienes confíen en este proyecto.
Resulta muy difícil confiar en la idea de alguien que no ha apostado previamente con sus propios recursos económicos.
Los FFF, la gente del entorno
Tras la fase de autofinanciación llega la ayuda de los FFF, que responde a las siglas en inglés de Friends, Family and Fools. Los allegados y círculos más cercanos pueden ser más proclives a arriesgarse y apoyar un proyecto sin exigir tantas condiciones y garantías de rentabilidad.
Sin embargo, para conseguir esta ayuda económica o financiera es importante ofrecer esas condiciones de garantía y una apuesta decidida por esta forma de negocio, porque lo que está en juego es el capital de seres queridos, personas más allegadas.
La financiación bancaria
Las fuentes de financiación bancaria son principalmente dos: préstamos, créditos y microcréditos. Son cantidades de dinero que una entidad bancaria presta con determinado interés y que hay que devolver en un tiempo establecido. La diferencia entre préstamo y crédito es que con el préstamo, el dinero se presta al inicio de la operación y el interés se aplica sobre el total, mientras que en el crédito el dinero se va obteniendo de manera periódica, cuando se va necesitando en el plazo establecido.
Dentro de la financiación bancaria se pueden incluir también las líneas ICO, Instituto de Crédito Oficial, de financiación, que pueden tramitarse en la mayoría de entidades financieras y que dependen del estado y las administraciones.
Préstamos sin aval en plataformas crediticias
Una alternativa a financiación bancaria es la concesión de microcréditos. Los microcreditos online son una posibilidad interesante porque, a diferencia de la financiación bancaria, en muchos casos se concede sin necesidad de aval. La cantidad de estos minicréditos es cierto que es inferior a la financiación bancaria pero en muchos casos es interesante porque es una opción más cómoda, más accesible, que la de las entidades bancarias, que en los últimos años han cerrado el grifo de la liquidez, aunque esta situación comienza a tornarse, los bancos ya parecen más abiertos a la concesión de crédito.
Las subvenciones y ayudas económicas
Para muchos, esta es la práctica más recomendable en caso de no poder emprender un negocio de manera independiente. Las subvenciones son ayudas económicas, asesoramiento y bonificaciones que concede la Administración en todos sus estamentos, con el fin de impulsar la creación de empresas y la contratación de profesionales.
En los últimos años han tomado mucha fuerza las incubadoras de empresas e ideas, debido a que en España se ha fomentado con fuerza la idea del emprendimiento. Estas incubadoras de empresas agrupan a emprendedores y autónomos que quieren poner en marcha su proyecto y ofrecen sus ideas a los inversores, tanto de carácter público como privado, para recibir esas ayudas económicas y financieras.
Estas incubadoras no solo ofrecen apoyo económico, sino también en forma de recursos, contactos y formación.
El crowdfunding y crowdsourcing
Son prácticas muy populares en los últimos años. El crowdfunding consiste en obtener ingresos de un grupo de personas durante un tiempo determinado, a través de una plataforma online. Normalmente, esta fórmula está enfocada a proyectos culturales y las personas que invierten lo hacen a través de cantidades muy reducidas, casi nunca por encima de 50 ó 100 euros.
El crowdsourcing, por su parte, es una fuente de financiación que se basa en la externalización de tareas, de modo que estas se realizan de manera colaborativa. En ocasiones no se trata de aportaciones económicas, sino de trabajo de otros profesionales que apoyan el proyecto.
- ¡Obtén pescado y papas fritas GRATIS este ‘viernes’ en Brighton! - 24 julio, 2023
- ¿Le deben una devolución de impuestos sobre vehículos? - 24 julio, 2023
- ¡Donuts Krispy Kreme GRATIS en los días de partido de Inglaterra! - 19 julio, 2023